Los alumnos de Infantil, junto a sus familias, disfrutaron en la jornada del sábado, 13 de junio, de un día de convivencias dentro de los talleres en familia organizados por el Ampa y que cuentan con la colaboración del Ayuntamiento de Miranda. A las 11.30 horas empezó su excursión. La sede del Centro de Interpretación de Miranda Antigua (CIMA) se convirtió en un lugar donde la historia y las manualidades se fundieron. Los más de treinta peques, sentados en la silla, vieron un vídeo en el que se les explicaba el devenir del castillo de la ciudad y cómo el Ayuntamiento lo compró años atrás por sólo 8 euros. Un dato del que todos se acordaron muy bien cuando las historiadoras que nos acompañaron, Elena y Dorleta, les pusieron a prueba.
Tras la pequeña sesión de cine, comenzamos con las manualidades. Distribuidos en varias mesas, las niñas comenzaron a hacer sus disfraces. Primero pintaron una princesa Sofía en forma de corazón, escribieron sus nombres en él y lo pegaron a una cartulina de la misma forma. Después, hicieron una preciosa corona a juego con goma eva de purpurina y brillantes; y para acabar, un cinto con tres corazones.
Por su parte, los niños pintaron un dragón, lo pegaron a una cartulina de igual forma y pusieron su nombre. En vez de la corona, los niños hicieron un escudo para proteger a las damas y pintaron en él un castillo. Y para acabar, un cinto con una hebilla negra brillante.
Después de recortar las bolsas, fuimos uniendo todas las partes hasta conseguir los disfraces ante la atenta mirada de los padres, que ya les estaban esperando fuera de la sala.
Una vez completadas las manualidades, todos los niños disfrazados subieron al castillo junto a sus familias, donde nos contaron datos muy interesantes y curiosidades que muchos desconocíamos.
A pesar de que el cielo había amenazado con lluvia, lo cierto es que no cayó una gota hasta que, una vez concluida la visita, llegamos a San Juan del Monte para pasar el resto del día. Justo cuando empezábamos a comer, cayó un pequeño aguacero que no nos impidió disfrutar en absoluto del día.
Tras la comida cesó la lluvia, así que unos se tiraron por la tirolina, otros jugaron al fútbol y otros, simplemente, jugaron con aquello que la naturaleza les ofrecía o corrieron por el monte.
La experiencia fue extraordinaria y los niños se lo pasaron en grande, que es lo más importante, en una excursión didáctica, creativa y lúdica.